Si cierras los ojos mientras habla Luis Lezana, te parece estar oyendo al mismísimo Félix Rodríguez de la Fuente. Esa contundencia, esas pausas…
Y hay una razón, se crió con él.
Todos los de nuestra generación nos criamos con Félix, pero él se crió de forma física con él, no a través de la pantalla.
Haber estado tan cerca del mayor divulgador de naturaleza español de todos los tiempos, tiene un gran poso, desde luego.
Tal vez te estés preguntando de quién te estoy hablando, ahora te lo cuento.
Luis Lezana, junto a su mujer, María, son los propietarios de un parque temático de aves rapaces, que también es un centro de recogida y recuperación, un lugar de estudio y una fundación.
Se llama Tierra Rapaz.
Tierra Rapaz
Hace unos días, volvimos a visitar Tierra Rapaz. Intentamos hacerlo por lo menos una vez al año.
Ya sabemos que va a pasar en cada momento, pero da igual, puedes ver una y mil veces cada espectáculo y la sensación de que un águila te roce la cara con sus alas sigue siendo alucinante.
Sí, has leído bien, pero no solo vas a ver águilas, vas a ver rapaces de todo el mundo, diurnas o nocturnas, que siguen a Luis como los patitos a mamá pato.
Todo tiene su truco, Luis es biólogo y lleva estudiando las aves rapaces toda su vida. Tanto es así, que desde Tierra Rapaz se han hecho descubrimientos que se han publicado en las mejores revistas científicas del mundo.
Además, tienen una filosofía que es la esencia de la naturaleza, los animales son animales, hay que entenderlos pero no humanizarlos.
Eso les permite que puedas ver espectáculos únicos, como el realizado con aves nocturnas, en el que búhos, grandes y pequeños, vuelan a escasos centímetros de un público con la boca abierta.
Además, el 95% de las aves que residen allí, son irrecuperables.
Eso significa que no pueden volver a la naturaleza porque no sobrevivirían.
En cambio, en Tierra Rapaz, tienen una vida digna, con todas sus necesidades cubiertas, incluidas las de esparcimiento y vuelo, ya que, a pesar de no abrir al público todos los días, sí que las aves vuelan cada día.
Creo que es una visita que toda familia y todo colegio debería hacer.
Gracias Luis y María, por el trato que tenéis tanto con todo el mundo, tanto niños como mayores, tanto humanos como animales.
Ojalá existieran mucho más lugares así.